Antes
de venir a China me preguntaba constantemente cómo serían las casas aquí.
¿Habrá muchas diferencias? Estaban las típicas preocupaciones como saber
qué habrá en una cocina china, cómo será el baño, o el largo de la cama por
mencionar algo más específico.
La
conclusión a la que he llegado es que viendo lo diferente que son las cosas
aquí y los choques culturales que te puedes encontrar, las casas son bastante
parecidas a una casa estándar en España. Eso no quiere decir que no te lleves
sorpresas, ni mucho menos.
Una
de las primeras cosas que debes conocer al irte a vivir a una casa china es
cómo funciona el tema de gastos (gas, agua, electricidad, etc.). El sistema es
bastante curioso, se trata de unas tarjetas que tiene cada casa y que tienes
que llevar al banco a recargar cuando se te acaba el gas, electricidad o lo que
sea. En teoría, ya que todavía estamos en proceso de conocer el funcionamiento
al 100%, te avisan de que se está agotando el saldo y así sabes cuándo
debes ir al banco.
De
momento solo sabemos cómo te avisan de que te estás quedando sin electricidad y
es que el otro día nos quedamos sin luz. Al parecer, hay (por fuera de la casa,
en medio del pasillo común) un interruptor general de la casa que se baja para
avisarte de que estás quedando sin electricidad, con lo que tú tienes que
subirlo y tan pronto como puedas ir a cargar la tarjeta. Pues bien, en la
transmisión de información con el casero algo falló, pues no lo sabíamos y nos
pasamos casi 24 horas sin luz hasta que conseguimos averiguarlo.
Con
la luz y el gas todavía no sabemos qué va a pasar (aun queda saldo por lo
visto), pero me temo que en breve podré contarles algo más.
Respecto
a mis preocupaciones anteriores, la verdad que todo han sido cosas positivas dentro de lo que cabe. La cocina china es una cocina normal española de toda la
vida, con una sola (pero importante) diferencia: no hay horno. La verdad que en
cualquier parte del mundo sería un gran contratiempo, pero a decir verdad, aquí,
como no hay pizzas o lasaña que poder meter al horno, el mal es menor. Respecto
a la habitación y el largo de la cama, ningún problema, salvo que midas más de
1,90.
El
baño sí es una de las cosas que da más que hablar, aunque por suerte no es debido
al váter (en muchos sitios de China es un simple agujerito en el suelo, pero en
las casas suele haber uno normal). El problema viene en la ducha y
la distribución del baño. Partimos de la base de que bañera no existe, lo cual
era de esperar, pero también era de esperar que existiesen los platos de ducha.
Y no. El típico baño chino consiste en metro y medio cuadrado en el que tienes
la alcachofa de la ducha, el váter y el lavabo. Esto implica que puedes, al
mismo tiempo, estar sentado en la taza, lavarte las manos en el lavabo y
ducharte. El mío sería así si no fuera porque sacaron el lavabo fuera a otro
cuartito (gran idea para por las mañanas, por cierto).
Otra
cosa muy curiosa, y que se mantiene desde los años 60, es el suministro de
calefacción en China. Todos los años, el día 15 de noviembre, el Gobierno
“enchufa” la calefacción en todas las casas de China (no sé si habrá alguna
ciudad en la que sea diferente) y la deja encendida hasta que acaba el inverno,
allá por marzo tengo entendido. El invento no es del todo malo si no fuera
porque la durante la primera quincena de noviembre o los últimos días de marzo
la temperatura no es veraniega precisamente, al menos en Pekín y el norte de
China.
Y ya
para acabar, una última cosa que me llamó mucho la atención los primeros días.
A pesar de que las zonas comunes de las casas están de lo más descuidadas (las
paredes están sin encalar, sin ir más lejos), el sistema para encender la luz en
los pisos chinos es a través de sensores de sonido. Un caso que puede ejemplificar (de manera un
poco absurda) los contrastes de China.