29 de julio de 2013

Los chinos y su tiempo libre


Los cambios que ha experimentado China en los últimos años se dejan ver en muchos ámbitos. En las ciudades los rascacielos se cuentan por decenas, cuando hace unos años las casas no tenían más de unas pocas plantas; los coches y el metro sustituyen poco a poco a otros medios de transporte más rudimentarios; la tecnología ha llegado con fuerza y los teléfonos móviles parecen una parte más del cuerpo humano, de la que es imposible separarse. Sin embargo, llama la atención como estos cambios parece que no han afectado a la población de mayor edad, que sigue haciendo una vida muy similar a la de hace veinte años ajenos en cierta manera a todo lo que sucede en su entorno. 

Se dice muchas veces que los chinos son una sociedad por lo general poco deportista. También existe la creencia de que la sociedad china vive por y para el trabajo y que no saben divertirse. Creo que tanto una como otra distan bastante de la realidad. A diferencia de España, donde el consumo medio de televisión se sitúa en más de cuatro horas (una cifra bastante triste por cierto) y ocupa gran parte del tiempo libre de la población, y en particular de las personas mayores, en China la televisión no es la encargada de ocupar las horas muertas.

Así, respecto a la primera, si entendemos por deporte el fútbol, el baloncesto, el rugby u otros deportes típicamente occidentales, pues es obvio que en China eran desconocidos hasta la apertura del país hace un par de décadas. Esto no quita para que existan otros deportes ampliamente practicados en el país y que además, como no podía ser de otra manera, dominan en todas las competiciones internacionales. Los más representativos son, sin duda, el pingpong y el bádminton. Estos son deportes que no necesitan ni de mucha infraestructura ni de muchas personas para poder jugarlo, por lo que en cualquier esquina puedes encontrarte partidos o torneos improvisados.



Sin embargo, uno de los deportes (aunque no conozco competición oficial, se podría considerar deporte) más tradicionales y expandidos en China es el jianzi. A este deporte se juega con una especie de pelota hecha de anillos de hierro o plástico y con plumas en la parte superior y el único objetivo es darle patadas en un rondo sin que caiga al suelo. Parece simple, pero dominarlo cuesta, y una vez que lo dominas los chinos se encargan de hacer de él todo un arte. Se trata de un deporte que los chinos de más edad practican muy a menudo en parques, plazas o cualquier otro lugar en el que haya unos pocos metros cuadrados libres.



Les dejo un vídeo grabado en el Templo del Cielo en diciembre. Se trata de una exhibición de cuarenta segundos de una chica dando patadas a esta curiosa pelota de plumas. Les aseguro que si alguien grabara a Cristiano Ronaldo o Messi hacer eso con un balón, nuestros queridos periódicos As o Marca lo sacarían en su versión online al instante. No tiene desperdicio. 






A parte de estas actividades, existen muchos juegos de mesa que son muy practicados en China. De hecho, muchos juegos famosos como el Tangram tienen su origen aquí. Por supuesto, también las cartas es uno de ellos, pero hay muchos más que por mi corta estancia en China (bueno, ya no tan corta) no he llegado a conocer. A diferencia de lo que se puede pensar, cualquier lugar es bueno para empezar una partida: la sombra de un árbol o de una sombrilla en mitad de la acera o la capota de un carro de los años setenta.






La población femenina también juega a estos deportes, de hecho más a menudo de lo que pensamos, pero lo cierto es que la actividad reina entre esta parte de la población es la danza o el taichi. Es impresionante ver cómo a partir de la puesta de sol, en cada vecindario se juntan grupos de personas alrededor de un radio-casette para hacer taichi, bailar un tango o cualquier otra danza que implique mover un poco el cuerpo. Pocas circunstancias impiden este ritual (quizás la lluvia sea el único), pues haga -20º, 30º o un nivel de contaminación de 400, la motivación de esta gente siempre es suficiente para salir a hacer algo de ejercicio.


Por último, cierto es que salir a bares a tomar algo o a discotecas no ha entrado históricamente dentro del ocio (nocturno, en este caso) de los chinos. Al menos hasta hace algunos años. En su lugar lo normal era y en parte sigue siendo quedar a comer, jugar a los dados o a las cartas, o ir al karaoke. Esto no quiere decir que las noches no vayan acompañadas de alcohol. Nada más lejos de la realidad, según algunos estudios en 2011 se consumió en China alrededor de 62.000 millones de litros de alcohol (entre cerveza, vino, licores y otras bebidas importadas) y las tasas de crecimiento se mantienen en un preocupante 5-6% anual.

Es una pena que todos estos hábitos empiecen a perderse tan bruscamente y que otras formas de ocio menos sociales comiencen a preponderar entre la población más joven. De ser así, parte de la cultura milenaria china quedaría tristemente enterrada por las nuevas tecnologías.

16 de julio de 2013

Exámenes oficiales de chino (HSK)


Hace un mes cumplí una de las pequeñas metas que me puse hace ya diez meses: aprobar un examen oficial de chino. Aprobar un examen de estos no tiene por qué significar que sabes más, pero en mi caso al menos significa que he tenido la paciencia suficiente como para seguir dedicando parte de mi tiempo a ello. Para aquel que le interese, cuento brevemente lo básico de estos exámenes. 

Los exámenes oficiales de chino, más conocidos como HSK (Hanyu Shuiping Kaoshi o Examen de Nivel de Chino), constan, tras la reforma realizada hace un par de años, de seis niveles. Antes había once niveles, aunque los últimos estaban reservados para expertos en filología clásica china.



Hay dos rasgos que diferencian claramente al HSK de los exámenes oficiales de inglés y otros idiomas.

El primero es que para cada nivel existe una lista publicada con las palabras que necesitas saber. Si controlas esas palabras es más que probable que apruebes el examen, por lo que el estudio del examen está muy enfocado a “empaparte” esas palabras. En mi caso, que hice el HSK 3, son 600 palabras (que se corresponden con 623 caracteres chinos, según la no siempre fiable Wikipedia). En cada nivel, el vocabulario exigido se dobla, hasta llegar a las 5 mil palabras en el HSK 6.

De estos seis niveles, los dos primeros combinan caracteres chinos con pinyin (la traducción fonética, por decirlo de alguna manera, de los caracteres). Para hacerlo mucho más divertido, a partir del tercero solo aparecen caracteres.   

El segundo rasgo característico es que para tener un certificado de HSK, del nivel que sea, no es necesario presentarse a un examen oral. Es decir, el examen solo consta de tres partes: listening, reading y writting.  Si alguien quiere acreditar su nivel hablado debe presentarse a un examen específico de oral.

Aprender chino requiere, a mi modo de ver, dos cuestiones básicas. La primera es estar en un sitio donde se hable chino (y no te quede más remedio que hablarlo tú también). Es necesario pasar esos pequeños momentos de apuro en los que necesitas una palabra por supervivencia, para que no se te borre jamás. Si tienes que utilizar el idioma para tu trabajo, mil veces mejor. Y dos, dedicarle tiempo por tu cuenta, pues difícilmente es un idioma que se aprende solo en la calle o escuchando a un profesor una o dos horas diarias.

Algunos enlaces que pueden ayudar a la hora de estudiar son:

Para descargar los listados de vocabularios (solo disponibles de HSK1 a HSK4) : http://zhengwen.chinese.cn/hsk.jsp

Diccionario online: http://www.nciku.com

En Pekín cada mes hay convocatoria para hacer exámenes y supongo que en el resto de China igual. En España, por lo que tengo entendido, se abren una o dos convocatorias anuales. Con un poco de ganas y un buen método (cada uno que busque el que mejor le viene) todo es posible, aunque es probable que de vez en cuando te den ganas de pasarte al swahili.

2 de julio de 2013

De compras de ropa por Pekín: Yashow y Xidan Market


Después de nueve meses en China, tiempo justo para ser padre ya de una preciosa chinita (¡es broma mami!), quería escribir sobre la experiencia de ir a comprar ropa en los mercados chinos. Seguro que al igual que muchos otros iluminados, cuando estaba haciendo las maletas para venir a China pensé, “para nada me llevo estos pantalones que seguro que allí encuentro otros y muy baratos”. Pero… ¿es esto cierto? ¿Es China el paraíso para comprar ropa? La respuesta, como a casi todas las preguntas de este mundo, sería: “depende”.

Obviamente cuando hacía la maleta no pensaba en venir a comprar en Zara, Mango, Pull & Bear, etc., que ya sabemos que en mercados exteriores aplican una política de precios más elevados que en España (China no es una excepción). En el imaginario colectivo, cuando se piensa en China, inmediatamente viene a la cabeza los llamados fake markets. Esos mercados en los que te puedes vestir de marca desde la cabeza a los pies por “dos duros”. Estos mercados precisamente se concentran en las grandes ciudades y cerca de los núcleos turísticos, pues el principal cliente objetivo es el turista (occidental, para ser más preciso).  

El máximo exponente de los fake markets en Pekín, y en toda China, es el Silk Market, al cual no he ido precisamente por esa razón: es extremadamente turístico y es imposible conseguir buenos precios para los estándares chinos. En cambio he ido a otros dos, de perfiles muy diferentes pero con varias similitudes entre ellos. Son el Yashow Market y Xidan Market.

Lo primero que hay que saber es que no son mercados al aire libre, como yo me imaginaba. Son edificios de cinco o seis plantas, dedicadas cada una a una temática diferente (calzado un piso, ropa de hombre otro, ropa de mujer, accesorios, etc.).

Por otra parte, y como no podía ser de otra manera, es imprescindible regatear en todos ellos. No hay un truco para conseguir el mejor precio (la regla del 40% que he escuchado alguna vez no suele funcionar). Lo mejor es conocer algunas referencias y a partir de ahí intentar rebajar lo más posible. Si no te convence, vete, si la dependienta no te sigue es que difícilmente te bajará el precio. 

Uno de los grandes problemas de los mercados de ropa en China es que, una vez has visto diez tiendas, la probabilidad de encontrar una prenda nueva es remota. Muchas de las tiendas tienen los mismos modelos, y si preguntas por una talla o color específico en una y no lo tienen, no esperes que en la siguiente esté: están todas en el mismo barco.

A partir de aquí son todo diferencias entre el Yashow Market y el Xidan Market. Me explico:

YASHOW (雅秀) MARKET

Exterior de Yashow Market

En pleno centro de Sanlitun, es un mercado del perfil del famoso Mercado de la Seda. La única diferencia es que es algo menos conocido, por lo que los precios son algo más baratos (quizás en detrimento de algo menos de variedad). Es un mercado también muy enfocado a falsificaciones de marcas, todas las que te puedas imaginar.

Lo peor sin duda para mí de este mercado es aguantar cuatro ojos mirándote nada más fijar tu mirada en una prenda. Eso en el mejor de los casos. En otros puedes ser zarandeado y agarrado al grito de: “very cheap!, ¡muy barato!”. Y es que los empleados de este mercado (y supongo que los del de la Seda igual) son políglotas: inglés, francés, español, alemán, japonés o ruso, no hay idioma que se les resista. Eso sí, su frase favorita es “español muy tacaño”.

De este mercado me quedo sin duda con sus camisas a medidas. Por unos 12 euros (si negocias bien), te puedes hacer con una camisa diseñada por ti (color, cuello, mangas, posibilidad de bolsillo, etc.). También los trajes a medida tienen mucha fama, incluso entre políticos españoles, aunque en este caso el precio no es tan goloso, entorno a los 90-100 euros.

Tienda de trajes a medida

XIDAN (西) MARKET

Este mercado es un concepto diferente. Tiene su público objetivo en población local, de hecho es casi imposible encontrar una cara extranjera en sus siete pisos. Esto se traduce en unas características distintivas:

- Los precios son algo más bajos que en los otros mercados.

Dos pantalones por 50 yuanes (6 euros), aunque estos hay que verlos...

- Apenas hay ropa de marca, o al menos no reconocidas (no es por tanto un fake market como tal).

- Los dependientes apenas manejan tres o cuatro palabras en inglés (a saber: hello, friend, cheap y bye). No obstante, es mucho más agradable, pues te dejan mirar cuanto quieras que no les importa mucho, hasta que no preguntes no te dirán nada.

- El estilo de la ropa está muy orientado a los gustos chinos. Sirvan las siguientes fotos de ejemplo:

Maniquíes modo moderno ON

Maniquíes modo clásico ON
Colores nacionales de la moda china: rosa y amarillo fosforito

Una de tantas excentricidades

Conclusión: aunque es factible llevarse alguna ganga, no es tan fácil conseguir ropa para el día a día en estos mercados (sea del tipo fake market o mercado para chinos). Cuando no es porque el tipo de ropa no va contigo, es porque la calidad no es buena o porque el precio es muy alto, y cuando no, tu humor para afrontar quince minutos de regateo no es el adecuado. Total, que de vez en cuando no hay más remedio que irse a uno de los muchos Zara, H&M, etc. que pueblan Pekín. Llegar, decidir, ver el precio, y pagar sin rechistar, créanme que a veces parece un lujo.