Primer
viaje al siempre deseado sudeste asiático. Diez días bastante intensos en los
que el ansia de ver cosas hizo que volviéramos mucho más cansados de lo que
fuimos. Valoración general muy buena, aunque como siempre hay cosas que podrían
haber salido mejor. Esta entrada la dedicaré a las dos primeras paradas,
Singapur y Kuala Lumpur, que si cuento todo en una me dejaría demasiadas cosas
por detrás.
SINGAPUR
La
primera parada la hicimos en uno de las ciudades que más ganas tenía de visitar
(aunque iba prevenido de que no había mucho que ver). De hecho, este blog podía
haberse llamado “Escala Singapur” si no fuera por vete tú a saber qué o quién.
La
impresión nada más llegar fue muy buena, aunque fuera tan solo por haber pasado
de -12º a estar a 33º en solo 6 horas. Eso sí, la humedad ambiente no era tan
agradable. No necesitas mucho tiempo para darte cuenta de por qué se dice que
Singapur es uno de los países con mayor calidad de vida: infraestructuras
impecables, calles limpias como no veré nunca más, poca contaminación, tráfico
inexistente, y así un largo listado. Eso sí, algunas cosas se consiguen a base
de prohibiciones como la de nos poder masticar chicle que parecen bastante
ridículas.
Guiados
por nuestra amiga la Lonely Planet, lo primero que fuimos a ver fue una reserva
natural y el Jardín Botánico. En este segundo sitio donde nos cayó la primera
mojada del viaje y donde descubrimos que en esta zona del mundo están ahora
mismo en la temporada de lluvias y no pasa día que no llueva al menos una hora.
Ya
por la noche tocó ir a ver el skyline de Singapur, no tan emblemático ni
conocido como el de otras ciudades pero igualmente impresionante. A un lado,
los típicos rascacielos imponentes y, al otro, el complejo Marina Bay Sands y
el Teatro-Ópera de Singapur.
El
complejo Marina Bay Sands (foto de abajo) son tres edificios que se conectan en la cima a
través de una plataforma en la que hay un mirador con un restaurante, una
piscina (el sitio perfecto si quieres darte el baño más caro del mundo porque
vale 60 euros el chapuzón) y una discoteca.
Al
día siguiente empezamos la ruta en Little India, el barrio indio de Singapur y
para seguir con el plan cultural nos pasamos luego a ver Chinatown (grave
error, sobre todo viniendo de China, pues no había nada interesante por allí
que ver salvo la lluvia que volvió puntualmente durante 45 minutos).
Como
efectivamente ya no quedaba mucho más por ver de Singapur (el zoo es muy famoso
pero no nos motivaba la idea), volvimos a dar una vuelta por la zona del
skyline y alrededores, descubriendo vistas bastante impactantes como las de los
cientos de barcos anclados por fuera del puerto.
También
mereció la pena la entrada a uno de los múltiples centros comerciales que tiene
Singapur, todos ellos compitiendo por ser el más lujoso. Ese fue uno de los
momentos en los que te das cuenta de que la calidad de vida es muy alta en
Singapur, pero no es una ciudad apta para cualquier bolsillo.
KUALA
LUMPUR
A
diferencia de Singapur, llegué a Kuala Lumpur sin una opinión formada y con
gran desconocimiento de la ciudad. De hecho me impactó muchísimo el conocer que
la ciudad no llega a los 2 millones de habitantes, pues pensaba que era mucho
más.
Así
que al igual que en Singapur tiramos de la Lonely Planet para organizar nuestra
ruta, aunque nuestra primera parada estaba más que decidida: las torres
Petronas.
La
primera impresión de la ciudad no fue muy positiva. Probablemente sea por el
hecho de llegar de Singapur y llegar a una ciudad algo caótica y sucia, pero
después de un rato fue mejorando bastante. La zona de alrededor de las Petronas
está muy bien para ir a ver y allí gastamos gran parte de la tarde. Las
Petronas fueron hasta 2004 los edificios más altos del mundo y ahora ocupan el
quinto puesto (ver el ranking en el post dedicado a Hong Kong).
Luego
nos fuimos al Menara Tower, una torre que tiene en lo alto un mirador de 360º
desde donde se puede ver toda la ciudad.
Al
día siguiente nos fuimos a las Batu Caves, unas cuevas naturales convertidas en
templo hindú. Para llegar a ellas tienes que subir unos 300 escalones, que se
te hacen bastante más “llevaderos” cuando tienes a decenas de monos al lado
tuyo mirándote inquisitivamente. Las cuevas eran gran cosa pero es un lugar
bastante turístico de Kuala que había que ver, y los monos hay que reconocer
que daban mucho juego.
Ya
por la tarde nos fuimos a un parque algo alejado del centro desde donde se ven
los edificios más altos de Kuala y resultó ser una de las sorpresas más
positivas de la ciudad (por un momento estuvo bien no fiarse de la guía, que ni
lo mencionaba).
Cuando
acabamos, no contentos con el error de Singapur, nos fuimos a ver el Chinatown
de Kuala, solo que esta vez fue un acierto. De hecho, si no fuera porque no teníamos espacio en la maleta nos hubiéramos llevado medio mercadillo,
que tenía mucha más variedad y mejores precios que los mercados que conocemos
de Pekín.
Y
así acabaron nuestros primeros cuatro días de vacaciones. Aprovecho para dar las
gracias a los ICEX de Singapur y KL por el alojamiento y las recomendaciones
sobre qué ver y hacer (aunque como suele pasar en estos casos al final las
recomendaciones las acaba dando el que va de visita).
PD: ¡feliz 2013 a todos!
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